
Hay dos vías para
salir
del abismo al cual
Una es esperar
con la desdichada
morena soledad,
a que una forajida
sin rumbo pase
justo donde me hallo
y yo con
desesperación
le grite y le grite
en son de auxilio
hasta que
vaya a mi rescate
sacándome de ahí
derrotado por la vida.
La otra es llorar
mis desgracias
hasta inundar
los suelos
y las paredes,
y tal vez
sin ayuda
de mucho llorar,
y llorar, Y llorar,
pueda salir nadando
pero del todo sano.
Gabriel Summers © 2017. Todos los Derechos Reservados.