Carta a Turquesa 3 de Gabriel Summers

Querida Turquesa, debo confesar que hay días en donde tengo miedo de perderme en este camino hacia vos; hoy es uno de esos días. Te sigo a través de este trayecto, pero a medida que avanzo, el paisaje se torna confuso. A veces un poco solitario y silencioso, como si vos allá adelante borrases todas las pistas que evidencia el amor que hay dentro de ti.
Sólo dejas un rastro oscuro en el ambiente, como si hubiese tormentas por donde recorres. Te vuelves utopía que me hace caminar, y cuando creo que te alcanzo, te alejas un poco más, pierdo el equilibrio, me caigo como bebé que aprende a marchar, se pierde cada recorrido que he dado.

Jamesoir se siente un astronauta

Es extraño sentirse perdido después de haberme encontrado, sobretodo, porque uno conoce todos los bosques del cual he salido. Uno cree que después de la victoria ya no habrán más laberintos, pero se vive equivocado, porque uno sabe lo que deja, pero no se tiene idea de lo que viene, de lo que se va a recibir. Entonces apareces vos, que eres zona desconocida en mi exploración. No espero todo fácil, pero te ausentas tanto y no me das ni una pizca de algo, es como un perro cuando persigue una llanta de un auto en marcha; el perro puede en un momento determinado alcanzar la llanta, pero la velocidad de la llanta le gana al animal. Tal vez porque el perro agota sus energías en perseguir esa llanta que ni siquiera es un ser, es más que todo un objeto que debe perseguir un perro (ya no sé porqué hablo de perros y de llantas), pero hay momentos en el que el canino alcanza el neumático y el mismo en su mordida entra en la gravedad del objeto por unos segundos, quizá puede que muera en su acto, pero si logra salir con vida quedará como yo; todo desconcertado. Hoy es uno de esos días donde usted es ese neumático y yo ese animal que trata de ubicarse en el espacio, que busca estabilizar todo los sentidos.

Turquesa mia

Pero la verdad, es que me encuentro en una lucha contra el miedo que espera tras la puerta mi debilidad, contra el tiempo que prepara bombas de olvidos, contra la soledad que es la más insistente en derrotar este amor que siento por vos, y así cada día de ausencia es una batalla incansable que sólo tiene reposo cuando cierro los ojos. Por lo menos tienen honor y no atacan cuando descanso, porque de lo contrario ya estaría vencido. No sé si está bien sentirse de esa manera o de otra, no sé quién vencerá ante el abandono que me mata hoy, como quien con una lupa frente al sol elimina a un insecto.

Regresa pronto a mis brazos, que hay urgencias de ti, de tu luz para ganar estos combates que me dejan agotados al final del día. Sólo contigo puedo ganar esta guerra interna, que cada día busca dominar un poco más mi fe.

Te quiere:

Jamesoir

4, av. HAUTE VUE.